St. Alexia

Hay cosas que quiero decir. Sí, decirte.  Lanzarte esa soga, ponerte la daga en el cuello. Hay mil formas de hacerlo elegir la adecuada la menos mortal, es el misterio ¿Cuál quita menos libertad?  Y, en una presunta declaratoria no debes dar replica porque abres tu boca y haces eterno mi silencio. Quitando palabras, argumentos, el aliento en esta linea, te adelanto, en mi benevolencia: eres el amo de mis pensamientos.  Incrédula, me vuelvo rabia cómo moverme bajo el poder de tus dedos que se deslizan escribiendo, redactando, sigilosos,  prosas, fábulas y las más lúdicas historias sobre mis poros que se vuelven satén. Desvarío, ¿Qué estamos haciendo aquí?  No te busco debajo de los libros. Contemplo, te vivo, existo. La vida, la vida misma.  ¿Es esa la palabra que busco y que no creo?  ¿Qué cúmulo de letras esconden mis verdades?  Me vuelo a perder,  y toda mi fe se mueve en el viento abrazándome en una órbita que  simula

¿Quieres crear literatura? El profesor de literatura me dijo que evitara lugares comunes en mi escritura, no usar palabras fáciles de esas que te encuentras en canciones. Esa pregunta se fijo en mi cabeza. Mientras yo meditaba lo que había escrito, fijamente, me quede viendo la hoja de un poema que escribí en el inicio de la primavera. Y, resonó en mi mente un sin fin de explicaciones y preguntas para esa persona, y para los otros. Compadezco su ceguera pues no te conocen: no han visto tus ojos, ni tu cabello, ni mucho menos tu mente; no han escuchado el éxtasis de tu risa. Ella es todos los lugares del mundo: si llueve me mojaré en sus brazos, si el viento sopla me iré con ella, si es la luna me sentaré en un cráter a contemplarla, si es un museo estará en cada obra maestra, si es un teatro será cada uno de los espectáculos, si es un café será el olor de cada grano, si es un simple paseo será cada uno de mis pasos, si es campo abierto será cada una de las flores, si e

“escribes poemas porque necesitas un lugar en donde sea lo que no es” ―  Alejandra Pizarnik