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Mostrando las entradas de marzo, 2019

Signos.

He limpiado las sabanas de aquel domingo de enero Deje correr el agua como la música corre en el viento Pero aun no terminan las lágrimas de reemplazarse una a otra La primavera sólo hizo florecer los cristales de aquel invierno Y ahora no sé dormir sin ti en mi almohada, sin dejarte fuera de un solo sueño ¿cómo me habitúo? ¿cómo vivo? ¿cómo existo? La cama está tan pulcra que no se ve ni un solo miedo y sudo por los poros el terror no volverte a ver

Cero.

No volví a llorar igual desde que te vi partir. No volví a ver un atardecer igual desde que te vi partir. No volví a respirar igual desde que te vi partir. No volví a sentir. No volví. A mí. Yo ya soy lo que fui a través de tu ser. Y quiero llorar para volver a sentir que respiro lo mismo que un atardecer. Regresa a mí Encuéntrame una vez más Dime quien soy Tócame con tus manos Bésame con tu cabello Regresa a mí Y si no me encuentras Búscame en el camino Pero no niegues que existo Que tengo miedo De perderme lejos de ti Regrésanos a sentir.

Your tiny hands, your crazy kitten smile.

I’ll drown my beliefs To have your babies I’ll dress like your niece And wash your swollen feet J ust don’t leave Don’t leave I’m not living I’m just killing time Your tiny hands Your crazy kitten smile Just don’t leave Don’t leave And true love waits In haunted attics And true love lives On lollipops and crisps Just don’t leave Don’t leave

El futuro es soledad.

Este lapso de gracia Etéreo, que un día ya no Como el todo que impregna el ser Un día simplemente ya no Pero la tregua más dulce de mi boca Es repetir una y otra vez que La ideación suicida se fue. En este vicio Encarnecido de huir Se ha lanzado al mar Sin ninguna roca al cuello Queriéndose esconder De mi mirar

Qu'a mí no me mató amor, / sino la tristeza dél.

El desierto jardín de madrugada. Allá va Garci-Sánchez de Badajoz, transido de amoroso desvelo, bajo el peso de su cítara inaudita. Va por el jardín del sueño, loco de amor, escapado de su cárcel divagada. Buscando bajo los lirios la trampa de la acequia. Mundo abajo, razón abajo. Rodando en la pendiente de dos ojos oscuros, feroces de mirada indiferente. Cayendo en el hueco de una oreja sin fondo. A paletadas de versos tristes cubre su cadáver de hombre desdeñad o. Y un ruiseñor le canta exequias de hielo y de olvido. Lágrimas de su consuelo que no hacen maravillas; sus ojos están secos, cuajados de sal ardida en la última noche de su invierno amoroso. Qu'a mí no me mató amor, / sino la tristeza dél. No morirás del todo, muerto de amor. Algo sigue sonando en la sombra de tu jardín romántico. Mira, aquí hay una nota de tu endecha desoída. Los pájaros cantan todavía en las ramas de tu fúnebre laurel, oh enamorado sacrílego y demente. Juan José Arreola

Maligna.

¿Me escuchas?                                                                 ¿Me escuchas? Siempre fuiste la más hermosa Nadie más tuvo importancia                                                                   Oh maligna Destiérrame Déjame ir Ten piedad de mí Tú que me has consolado                                                             Ayúdame a olvidarte. Aleteos en el vidrio de la ventana ¿Me oyes?                                                           ¿Estás todavía conmigo? ¿Eres acaso mi propio eco? Estoy en el mismo lugar. El mismo lugar donde todo comenzó Donde se comienza. Donde todo comienza Ya casi en el olvido la misma cara entre las manos Ella la misma muchacha aunque apenas si todavía una muchacha

La náusea.

"—No estoy nada triste. A menudo sentí asombro, pero me equivocaba: ¿por qué había de estar triste? En otros tiempos fui capaz de pasiones bastante hermosas. Odié apasionadamente a mi madre. Además a ti —dice con desafío— te amé apasionadamente. Espera una réplica. No digo nada. —Todo eso se acabó, por supuesto. —¿Cómo puedes saberlo? —Lo sé. Sé que nunca más encontraré nada ni nadie que me inspire pasión. Tú sabes que ponerse a querer a alguien es una hazaña. Se necesita una energía, una generosidad, una ceguera... Hasta hay un momento, al principio mismo; en que es preciso saltar un precipicio; si uno reflexiona, no lo hace. Sé que nunca más saltaré." Ahora lo sé. Hoy, medianoche. ¿Miedo de no saltar? Quizás,  un día como el mañana  no importara,  o,  será suficiente por una puta vez en la vida saber, abrazar esa tranquilidad de la certeza. No volver a saltar  a la espera. Ahora lo sé.