Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de enero, 2019

Café en movimiento

Viernes, 25 de enero He olvidado el termo de café en casa de mis tíos. Lo noto luego de salir de la oficina de Gobierno. Estoy a catorce minutos de distancia si voy a pie. No se me acomoda ninguna canción para que me acompañe, recurro a la Chaconne de Bach. Funciona, la repito hasta llegar a la casa. La papelería, los callejones, las tintas, el arte, los materiales perfectos para crear lo inexplicable, mi familia, el sonido de la tetera, la estupenda noche de sueño, el baño caliente, el té y desayuno casero, la mirada de amor a unos padres, el inicio de la huida, la tristeza bajo la oscuridad de la manta, las ganas de salir del abismo, la ventana, las estrellas, la noche, la llegada, la soledad. Nada te oculta. El Uber y la terapia lujosa de psicología inesperada, la bienvenida, los amigos, el descanso, la imagen de tener la razón, mi calle favorita, la Catedral, El Casino, los bazares, los kilómetros, los planes, mi hambre, los autobuses, las sonrisas, los militares, El

Eterno enero.

Lunes, 28 de enero No he parado de soñar con ella. Aun mis pocas horas de sueño son suyas. Sinceramente, agradezco a mi subconsciente esos pequeños regalos. Mi cuerpo obtiene un bienestar momentáneo que es real a pesar de no descansar en absoluto. Este último fue hermoso. No importa donde esté, me rodea, y me besa la mejilla izquierda, sonríe y toda la vida se me ilumina, estoy en paz y a gusto en mi piel. Esta vez el lugar fue mi casa, había una comida familiar grandiosa, y estábamos juntas. Me toma la cara constantemente y me besa como de costumbre, la abrazo como a un árbol bajo la lluvia, su olor es el mismo, su brisa me impregna. Es una tarde estupenda, no nos decimos nada. Mi madre, está feliz de mi felicidad y me observa a lo lejos. Casi al final del sueño le beso como si mi vida dependiera de ello, tratando de recoger cada detalle, lo hago. Al terminal el beso le digo que la amo. El sueño se diluye en silencio, despierto abruptamente a los rayos del sol que perforan la vent

Sonata. No.14

Un cuarto, un medio, una luna completa. No consigo dormir. El insomnio es mi mayor resistencia, me ha seguido toda la vida. El asunto es estar vivo, despertar dormido y caminar a la espiral Bajar ante el brazo de mi madre al escalón siguiente del abismo Huir, correr hacia la mitad de la calle, no ver carros pasar ni transeúntes En el asfalto: mi soledad, mi yo, mi ego, mi odio, mi impotencia, mi perdón Detrás de mí un llanto fraternal que se pierde en el imperio sonoro del eco Busco a la luna, teñida de rojo, detrás de las nebulosas del éter ¿dónde está la brújula de mi sueño? Estoy agotado y solo soy un niño Inocente y pequeño de 53kg de piel frágil y huesos traslucidos Mi velo de fantasma me cubre del rocío, mis cabellos piden calma Mis nervios, paz, paz, señor. La luz artificial me regresa lentamente a la habitación donde nadie espera Ni los gatos del tejado, ni los perros del patio que se comen las plantas carnívoras En la puerta, el desvarío, el camin

21, enero.

Que agradable resulta la sensación de presenciar el viento. Puedo sentir como su atmosfera me envuelve. Quisiera saber su origen. Desde luego, las partículas que componen el aire podrían terminar con estas palabras. Helio, oxigeno, nitrógeno, dióxido de carbono, toda la composición ya conocida. Lo que percibo no es tan simple como eso. Los átomos del viento están tan vivos como los segundos. El viento en su sabiduría mueve lo inexplicable e invisible; sin límites a través de los polos y de todas las latitudes. Un suspiro y todo cobra sentido. La voz de un niño, el ladrido de mi perro, el olor de la sopa de mi madre que tiene lugar en la mesa a las tres de la tarde, el sabor de los chocolatillos de menta que abren una ventana a la infancia, el ruido del autobús que me depara un gran viaje, las palabras, los trinos, las aves en vuelo, el sonido de los mares que rompen las rocas de los ríos, el eco de los silencios, el olor del primer café de la mañana que renueva el día, su risa, las o

Aunque escribir sean unos plátanos amarillos.

“It starts with this: put your desk in the corner, and every time you sit down there to write, remind yourself why it isn't in the middle of the room. Life isn't a support system for art. It's the other way around.”  ―  Stephen King,  On Writing: A Memoir of the Craft   Libro del Desasosiego - Fernando Pessoa "Me contento, después de todo, con muy poco: el que hay a cesado la lluvia, el que hay a un sol bueno en este Sur feliz, plátanos más amarillos porque tienen manchas negras, la gente que los vende porque habla, las aceras de la Calle de la Plata, el Tajo al fondo, azul verdoso tirando a oro, todo este rincón doméstico del sistema del Universo. Llegará el día en que y a no vea esto, en que sobrevivirán los plátanos del borde de la acera, y las voces de las vendedoras sagaces, y los periódicos del día que el pequeño ha desplegado de un lado a otro de la esquina en la otra acera de la calle. Bien sé que los plátanos serán otros y que las vende

Ponerle titulo a esto ya es mucha vanidad.

“Tienes que recordar quien eras antes de esto” Hace unos días una amiga me lo ha dicho, luego de mostrarme una entrevista de Clarice Lispector, y en su momento no le di importancia a eso. Aquella noche me embriague y deje que la mujer de la entrevista se metiera en mi mente. Logré dormir esa noche sin haber llorado antes. Hoy después de una pesadilla, volvía esa frase a mi cabeza y la estuve meditando por dos horas en la cama. Bajé por un café que me quedó espantoso y no pude terminarme un panecillo delicioso que ansiaba desde hace días. Al venir Bowie a mi regazo y verlo bien supe que necesitaba salir de mi cama en ese instante, así fue, me acomodé el cabello como pude y con un poco de labial salí corriendo hacia la facultad. Mi madre y mi hermano se preguntaban por qué no había desayunado, sólo dije que tenía que irme. El sueño de esa noche me estaba perturbando demasiado, y desde luego la profunda que tristeza que me abordaba no me dejaba probar bocado. Y tú, siempre tú en la cú

Moonlight.

Supongo que habrá más días así Donde no me importe escribir a oscuras Donde el día dure lo mismo que una tormenta saturnina Lo supongo porque nunca había padecido Este estado permanente de coma En el limbo onírico puedo avanzar a la nada se dónde piso y sé que no hay de que temer Hoy, enciendo el piloto automático Y no dejo de ir al compás de la luz Que sigo como un gusano de tierra Supongo que es supervivencia y que Los momentos en los que la música me toca Significan un oasis en esta isla desierta Me pregunto qué sería de mí ahora Sin la música como tótem. Percibo que mi mente está encendida Y como nunca todas mis emociones y sentidos Me derramo sobre lo que toco Pero no vivo. Supongo que habrá más días así Donde las preguntas sean infinitas Donde los cómo no se den abasto Porque ¿Cuándo ha sido algo suficiente? La duda cotidiana se ha vuelto demente Ojalá pudiera tener una sola respuesta para darme paz Pero no hay nada, solo imágen

HER.

You're sipping all your coffee, pouring up some wine Saying 'You can be my baby' if I gave you some time Moving so fast but we could slow it down I think I wanna hold ya but I'm not sure I'm allowed 'Cause you are gold to me A piece of art to me The sky is turning purple Then orange, then pink and yellow And then a darker shade of blue I can see a darker shade of you Sitting right beside me I wish I could hear your silence I wish you were here with me You're sipping on your coffee, fading away I can give you some time if you promise that you'll stay But I sit there saying nothing just watching your hands I wish that I could hold them but I'm not sure I can But you still are gold to me Baby, piece of art to me But if you close your eyes Do you see me? Do you hear me? When you're putting on your headphones Do you feel my hands even when I'm not there 'Cause I can hear you, breathing, loud and clear Even though you're not here Ev

Días de enero.

Estoy sobre la cama sin ordenar, boca abajo, leyendo lo que Sofía ha escrito: soy un monstruo. ¿Qué demonios está tan mal conmigo? – Me pregunto a cada palabra que leo. Lo he jodido todo y yo ni puta idea. El amor de mi vida cree con toda su alma que la he usado como trofeo para satisfacer mis deseos. Así, como un maldito ser tan despreciable. La he hecho dudar de su amor por mí, de estar conmigo, me le he impuesto, carajo, y no me he dado cuenta. Por eso no quiso ni verme a los ojos, ni tocarme, ni pasar a mi costado, ni abrir mis mensajes, mucho menos responder a mis extensos párrafos proclamándole un amor que ella nunca creería. No puedo aceptarlo, pero, mi cabeza no me deja de decir que tiene razón. Nunca he sabido demostrar ni un racimo de amor puro. He estado en mi habitación por días, sin salir de la cama, mi madre se pregunta si he comido- lo que cual es evidente que no- quiero recargar en la distancia que me pone Sofía mi roto corazón. No es así, detrás de mi pue

Sin nombre.

Escribir es como masturbarse, ¿sabes? Acabo de publicar una entrada en el blog y es como la fase de resolución del orgasmo, como el final de “The great gig in the sky”, como si te murieras tantito, y otra vez necesitas es subidón, pero tus manos están cansadas y tu mente a tope.

Silencio obligado.

La vida te deja callado de un solo golpe.  ¿El silencio de verdad está vacío? Ya no puedo callarme ni contenerme. Una vez que empiezas a conocer tu voz se vuelve algo que te abraza. Llenar el silencio es la mejor forma de libertad que existe. No hay que dejar al silencio solo.  No puedo callarme, aunque no pueda moverme, habla la cabeza sola como su fuese su única amiga. Y al costado de mi casa, mi vecino, tampoco puede guardar silencio. En estos días, en la contemporánea revolución que se impone a cada instante, el silencio es el arma más peligrosa.  Desvarío, lo sé, es esta mi escritura. Lo lamento.  Me siento obligada a guardar silencio. Pero, estoy escribiendo, quiero tomar fotografías y hacer música, pintar. Escribo a decir verdad desde los cuatro años, infinitas cartas a todo ser vivo. Lo recuerdo, a las aves, a los perros, al amor, a mis padres, a lo que no conocía. Como acto deliberado escribo desde los veinte años. Y hasta hoy es el único lugar de retorno. Cuando