No me he levantado de la cama en
todo el día. Mi cuarto es un desmadre, de verdad que no entiendo como de pronto
todo está fuera de su sitio, no me doy cuenta cuán rápido se transforma este
caos. Sólo habito yo en esta habitación, a últimos meses ni siquiera asisto en
casa, me cambio, como cualquier cosa rápido y me voy siempre tarde al lugar que
deba llegar, incluso ni he dormido en mi cuarto ya últimamente. Pero, siempre
tengo un desastre. Hoy, por ejemplo, hay fotografías antiguas, hojas, exámenes
de la universidad, cuadernos viejos, cables y audífonos, y todo mi closet en el
piso. No tengo ya ropa limpia para usar.
Sin embargo, estoy sobre mi cama que, desde luego, esta desordenada tiene las
sabanas casi en el suelo. Son las tres y
cuarenta de la tarde de 26 de diciembre,
apenas si hay sol afuera, o bien, las cortinas de mi habitación no permiten la
entrada de luz. Baje por unos mandarines que ahora como, son deliciosos, me
encanta el olor a fresco que tienen y la
explosión acida que tienen en mi boca. Los corte del árbol que hay
detrás de mi laboratorio. Las cascaras
ya terminaron en el suelo, por cierto. No me importa nada. Mientras
estaba en la cocina mi madre me
recrimino el porqué de mi actitud, está
molesta, lo sé, siempre lo está, al menos conmigo. La entiendo, pero,
joder no me importa realmente. Me dice que por qué no ayudo en casa, que estoy
bebiendo mucho, bla bla bla, la eterna discusión, el orden, el futuro y lo que
debe ser. Y aquí estoy sobre mi cama con
estas ganas infernales de escribir. Ahora mismo escucho Missing con la puerta cerrada y los audífonos puestos, la
lap top sobre las piernas. Por la mañana, desperté con dolor de cabeza, pero me sentía muy bien
para ser yo. Revise mi teléfono, ningún
mensaje, la batería se había terminado. Dure mirando hacia el techo durante una
hora, daba vueltas en mi cama, abrí la ventana para que entrara aire fresco,
niña me escucho respirar y vino a dormir conmigo un momento, que feliz soy cuando hace eso cada mañana, mi mamá dormía
todavía mientras Milla la cuidaba al pie de su cama. Al despertar hizo el
desayuno y ordeno la cocina, estaba molesta. Yo encendí mi computadora y
revisaba lo que pasaba un poco en el mundo, leía cualquier cosa. Fui al baño a
lavarme la cara, y regrese a recostarme en mi cama, pensaba, puta madre tengo
que ordenar esta cosa, será luego. Entre en un lindo ensueño, yo desayune
quesadillas y de postre galletas de limón con una copa de vino, mientras veía
un documental sobre neurociencias, algún día me dedicare a eso, cada que
escucho decir que el cerebro es la cosa más compleja del mundo me dan ganas de
estudiarlo, abrirlo, y entenderlo. Adoro las cosas que llevan ese adjetivo,
pero eso no será ahora. Veía esto y otro
en internet, me detuve viendo una lindas imágenes de hombres haciendo el amor,
como demonios me encanta eso, porque también desperté con muchas ganas de todo,
tenía mi pijama puesta, estaba de fondo Joy Division, tenia pelos de gato y
perro en mi ropa, y, era un poquito feliz. Tal vez sea hora de tomar una
siesta, sí, eso quiero. Espero entrar a ese gran mundo onírico, amo las
siestas, debo encontrar mi almohada que debe estar debajo de la cama sobre unas
hojas que días antes buscaba, un poema que había escrito para Milla, lo voy a
leer y dormiré un poco. Que mi mente esta revuelta y me duele un poco la
cabeza, también tengo hambre, necesito colmar el caos interior y difundir mis
pensamientos como confeti de colores, agitado dentro de una bola de cristal,
que se asienten las malditas ideas punzantes
por un momento.
Misma mierda, algo falta.
Este blog no tiene nada que
contar, no hay nada que leer. Lo hice para mí, sí, mi cochino narcicismo.
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