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Gracias a la vida que me ha dado tanto, lamento no haber pedido nada de eso.

Está bien un tiempo

ser el oasis de una Rosa,

o el mejor amigo de un extraño.

A lo mejor suena cobarde

huir de quien me dio un abrazo necesario.

Aunque yo no supiera

de esa necesidad en mí.



Sé ahora que es tonto

huir de algo tan natural

como la ternura de saber

que uno merece amor.

Lo recibí en grandes cantidades

hasta lo que no era para mí.



Y no me arrepiento de nada.

Igual haría todo de nuevo

(salvo dos errores en el camino).


Creo que es a tiempo tener

esta resolución.


Me voy a ir desde antes,

está bien no estar para nadie

de ahora en adelante.

No me gustaría fallarle a nadie

pero lo más importante:

no voy a dar todo a quien no sabe elegirme.

Y ese es mi problema: no se dar algo de mí

que no lleve la etiqueta de omnipotente

y eso asusta, abruma, aturde, cansa.

Entendido.



Me daré a lo inmóvil, a las cosas,

a los seres vivos que regresen

la misma calidad de oxígeno.

No dejaré de amar a las personas

que son como los cometas amarillos

de Jack Kerouac.

Pero así, de lejos

desde el balcón de lo platónico.

Construyo una nueva trinchera

de paredes blancas, de una sola puerta

y una gran ventana que sea abra solo

al gran despertar del Sol y los sonidos

de la naturaleza.



Esto me evoca a un torrente

de tristeza que asemeja el azul

que hay en la bruma del mar.

Con serenidad y tranquilidad

acepto las consecuencias

de querer alcanzar las esferas del cosmos

con las manos tan pobres.

Si no era para mí he de decir adiós.



Estoy en el viaje de retorno

y a cientos de kilómetros hacia

adelante me encuentro, me reconozco

vuelvo a mi infancia.

Muy a tiempo,

antes de volverme loca

me siento cómoda en la realidad.

Nunca he esperado nada

de ningún átomo terrestre. Esto al menos

no será novedad.


Así que la vida simple comienza ahora.


Las flores lo hacen a diario
por las mañanas duermen
se quedan a solas en el interior
de sus propias pieles
Se alimentan y beben sólo lo necesario
para la energía que requiere
abrirse a la noche.
Ya no me llamen flor del caos, poetas,
me maldicen. Sigo buscando mi luz
solar o lunar
se adapta a mí hasta hacerme florecer
no en primavera, no en verano
en la primera lluvia que anuncia la llegada
del otoño y la antesala de la muerte.

Una vida simple.
Ahora sé cómo se hace.
Es todo el optimismo que tengo para darme,
en el fondo es tan carente de sentido
pero si voy a vivir así conmigo
necesito conocerme de nuevo.
Limites mentales.

Una vida simple, qué hermosa fonética
Ojalá y sea eco de mis acciones.
Todo va a estar bien si vivo en silencio
una vez más.
El origen de lo que busco
lo escucho aquí adentro
Y lo que me destruye
es desembocar en el río
de aguas turbias.









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