Ir al contenido principal

Seres discontinuos.


Ven y aproxímate a mi rostro,
suspira en mi mejilla,
asómate sobre mi hombro;
de manera que entre tú y yo
solo quede espacio para las flores.
Inclínate sobre mí
como si fueras a besarme,
déjame ahíto
de desearte.
Antes de poder tocarme
permíteme sentir y contemplar
el horizonte de tu piel.
Vuelve alucinante el magnetismo
de nuestra carne.
Volvámonos tiempo,
uno frente a otro,
como atrapados en espejos.
Obsérvate en el brillo de mi tez
mientras yo me encuentro
en el erotismo de tu ser.
Cuánto presente ha pasado
en este acto,
estando quietos,
vivos,
devotos de nosotros
mismos;
poseídos, por un amor
que se expande como el fuego,
inflamando cada vena
del anhelo de unirnos
como Dioses de lo eterno.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Soft like you say to me.

I’m just sitting here in the corner of my bed I’m sick actually, the worst of me writing this for you as if I was touching the notes of a piano song. Trying to say to you Every time: your name In the morning, at my coffee, inside of the shower, when I took the train, when I walk around Eixample, every time You inside of my imagination. Living that road trip in the Europe east And you say ever time things about how you are I love how you don’t realize that ever time is you, darling Inside of my imagination. You can fuck everyone in the world, don’t care Your beautiful soul open to me is more addictive that the heaven between your legs And again and again Between the sunrise and sunset, Every time  You inside in my imagination

Horas continuas.

Toma el conglomerado de acciones que van en mis días en cada arista de mis horas te tengo presente. Podes hacer lo que te plazca con ellas: redúcelas, extínguelas o multiplica mis segundos y súmalos a tu vida. Cada respiración tuya es un eco viajante que, tiene hogar en mis sentidos. Y vivir se vuelve una manera de tocarte.
Anoche viví, por vez primera, el terror de volverme loca. Estoy sin defensas, absolutamente desnuda. Suspendida del abismo, balanceándome. No tengo deseos de nada. Hay un silencio en mí. No quiero volverme loca. Ayer pensé que quiero volver a Buenos Aires. Con mi cuerpo puedo hacer lo que quiero: viajar a cualquier país, ir a cualquier lado. Pero mi silencio y mi tristeza no siguen a mi cuerpo. Me siento más triste que nunca. Tal vez tengo lo que llaman “manía depresiva”. He recibido una hermosa carta de Roberto J. “Déjate ir”, dice. Pero Roberto cree enormemente en los valores del espíritu, posiblemente jamás se preocupó de la locura, jamás se preocupó de saber o sentir si es loco o no. Sabe y siente que es poeta y por lo tanto un ser diferente. Yo también sé y siento que soy diferente, pero también sé y siento mi enfermedad, su peso, su fuerza. Volver a Buenos Aires y psicoanalizarme. Pero ¿de dónde obtendré dinero para ello? Más valdría suicidarme, ahorrarme los meses o los años de ...