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07.05.2019


Puse a Bach, oculta de los ojos del Sol fulminante del desierto; escondida entre la sombra de un telar artificial creo que nunca le hecho tanto bien al mundo como en este momento. Los arboles tímidos y los pajarillos chirriantes me lo confirman en una danza de gratitud que navega en las olas del cielo. Y escribo. Nuevamente. Esa es la gratitud que el universo me da. Aquí, sola. Antes de que alguien venga y me rompa.


Una. Cualquiera.


Abrazar el aire y no tu dorso
Es un dolor que no te explico
En el arco de mi costado
Sólo la que fuiste

No te explico porque no existes

Respirar el aire y no la estela de tu cabello
Es un dolor que se piensa sin olvido
No te explico porque hubo una que aquí
Se sentó conmigo. Una. Cualquiera.

Alzo la cabeza y dejo caer el aire
El único recuerdo que me queda
Es tu dorso en el suyo, tu cabello en su aroma,
tu andar a su compas, tu nada extinta.
Y un paisaje que dibuja lo reemplazable,
Lo inerte, lo mortal que fue mi amor
Para una que se sentó aquí conmigo.

Justo en el vacío que ocupa el aire. 

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