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Sonata. No.14


Un cuarto, un medio, una luna completa. No consigo dormir.
El insomnio es mi mayor resistencia, me ha seguido toda la vida.
El asunto es estar vivo, despertar dormido y caminar a la espiral
Bajar ante el brazo de mi madre al escalón siguiente del abismo
Huir, correr hacia la mitad de la calle, no ver carros pasar ni transeúntes
En el asfalto: mi soledad, mi yo, mi ego, mi odio, mi impotencia, mi perdón
Detrás de mí un llanto fraternal que se pierde en el imperio sonoro del eco
Busco a la luna, teñida de rojo, detrás de las nebulosas del éter
¿dónde está la brújula de mi sueño? Estoy agotado y solo soy un niño
Inocente y pequeño de 53kg de piel frágil y huesos traslucidos
Mi velo de fantasma me cubre del rocío, mis cabellos piden calma
Mis nervios, paz, paz, señor.
La luz artificial me regresa lentamente a la habitación donde nadie espera
Ni los gatos del tejado, ni los perros del patio que se comen las plantas carnívoras
En la puerta, el desvarío, el camino a la deriva que entierra mis costillas en la cama
Y las sabanas duras sepultan el sonambulismo de mis pensamientos
¿Qué piensa un muerto? ¿Cómo concilia el sueño y su manera de terminar la vida?
Apaga la luz, apaga el ruido, cierra los ojos, sangra los oídos
¿Es ese mi cuerpo liquido ante la infortuna?
Abro la boca para comer tierra y hablar desde el sepulcro
¿Ya es suficiente? ¿Cuántas alas cortadas en sacrificio?
No hay vuelo a la gloria del onirismo mágico
Oh, mi amigo, viejo amigo
Estas aquí desde los años primeros, me hablas en mis nervios internos
¿Ya has despertado? ¿Puedo dormir más tiempo del indicado?
Demasiada, demasiada espera, siete siglos, y una noche sin Luna
Se acabó.








                                                          

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