Que agradable resulta la sensación de presenciar el viento. Puedo sentir como su atmosfera me envuelve. Quisiera saber su origen. Desde luego, las partículas que componen el aire podrían terminar con estas palabras. Helio, oxigeno, nitrógeno, dióxido de carbono, toda la composición ya conocida. Lo que percibo no es tan simple como eso. Los átomos del viento están tan vivos como los segundos. El viento en su sabiduría mueve lo inexplicable e invisible; sin límites a través de los polos y de todas las latitudes. Un suspiro y todo cobra sentido. La voz de un niño, el ladrido de mi perro, el olor de la sopa de mi madre que tiene lugar en la mesa a las tres de la tarde, el sabor de los chocolatillos de menta que abren una ventana a la infancia, el ruido del autobús que me depara un gran viaje, las palabras, los trinos, las aves en vuelo, el sonido de los mares que rompen las rocas de los ríos, el eco de los silencios, el olor del primer café de la mañana que renueva el día, su risa, las o
Comentarios
Publicar un comentario