Verte real, humana,
frente a mí
en cualquiera de los puntos cardinales.
Tu imagen a medio sol
entre las hojas que dejo el otoño
volando
viviendo
sobre tu cuerpo recostado
a la orilla del lago que
lleva los aguas que beberán los niños.
Tu imagen clara, nítida
perforándome los parpados
es simplemente infinita
Tan linda tu sonrisa en donde
una mariposa reposa el vuelo
para observarte de cerca
y partir al cielo de vuelta.
¡Oh, los pájaros de colores!
cientos, miles de ellos
lanzándose al milagro de volar
al escuchar tu risa desde el mar.
Tu imagen, inmaculada
como el horizonte que nos abraza,
inmortales, en los brazos del arte
donde habitan todas las estaciones
y formas de vida.
Ya es tarde, ya es tiempo
de darle tu imagen al mundo
en pro de la esperanza.
Es la hora de los atardeceres,
de la melancolía, de la nostalgia
de vivir, también, el invierno que deja tu imagen
aquella que se diluye en el color del cielo
a las seis y treinta de la tarde.
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