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Eterno enero.


Lunes, 28 de enero
No he parado de soñar con ella. Aun mis pocas horas de sueño son suyas. Sinceramente, agradezco a mi subconsciente esos pequeños regalos. Mi cuerpo obtiene un bienestar momentáneo que es real a pesar de no descansar en absoluto. Este último fue hermoso. No importa donde esté, me rodea, y me besa la mejilla izquierda, sonríe y toda la vida se me ilumina, estoy en paz y a gusto en mi piel. Esta vez el lugar fue mi casa, había una comida familiar grandiosa, y estábamos juntas. Me toma la cara constantemente y me besa como de costumbre, la abrazo como a un árbol bajo la lluvia, su olor es el mismo, su brisa me impregna. Es una tarde estupenda, no nos decimos nada. Mi madre, está feliz de mi felicidad y me observa a lo lejos. Casi al final del sueño le beso como si mi vida dependiera de ello, tratando de recoger cada detalle, lo hago. Al terminal el beso le digo que la amo. El sueño se diluye en silencio, despierto abruptamente a los rayos del sol que perforan la ventana. Abro los ojos, las manos, los brazos, vacíos, mi cuerpo agotado. Me quedo en el frio ambiente de mi cama por una hora. Trato de recordar el sueño, intento regresar a el desesperadamente, imposible. Contemplo el torrente de emociones que van por cada una de mis arterias. Aún tengo la abrumadora sensación que me dejo el viaje de estos últimos días. Muero por escribir, muero por dormir, muero por verle, muero por que el tiempo pase rápido y sin darme cuenta.
Abrazo con tanta fuerza a mis perros que uno de ellos llora. Son tan suaves, son tan nobles, son tantas cosas que me lo dan todo con verme a los ojos. Las fuerzas. Eso es lo principal. Entro a darme un baño caliente, si no pudiera hacer esto cada día no sería capaz de andar por la vida. Dejo caer hasta la última gota de agua hirviendo. Mi cuerpo está sumamente delgado, mi piel más frágil de lo normal, mi cabello mejora a pesar de los baños calientes. Tengo tanto frio que podría quebrarme en cualquier momento. A ratos dispersos me ubico en el sueño y sonrío con el corazón totalmente roto, pero, recuerdo que soy una persona afortunada por tener todo para darle un sentido a una vida que carece de ello en esencia. Toda mi ropa me hace sentir más vulnerable, cabe otra persona dentro de ella, no me gusta la sensación, pero me está costando ganar un poco de peso. Me motiva usar la playera que he comprado en el museo. Hará toda la magia que necesito para el día. A tientas vacío la mochila con las cosas del viaje y la cargo con el ordenador y lo necesario para ir al laboratorio. Ya voy tarde.

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